Venus

Venus

sábado, 5 de mayo de 2012

Memorias de un viejo hombre

"Vive sabiendo que has reído cuanto podías reír y que has llorado cuanto podías llorar. Que has trabajado como un hombre y que has jugado como un niño. Que has hecho amigos que te recuerdan y enemigos a los que has perdonado. Que has amado y que te han amado. Que has comido tu plato favorito al menos un par de veces y que has visto una buena película, leído un bueno libro o escuchado una buena canción. Que a lo largo de tu vida ha habido personas que han dejado una huella en ti, y que tú has dejado huella en las personas que se quedan cuando tú te vas. Vive así y sabrás que has hecho todo lo que merece la pena en la vida".

     Mirados uno a uno, los días que vives no sirven absolutamente para nada. Pasan, y ya está. Mirados desde una perspectiva más amplia, no tienes otra cosa que eso. Tus días son como ínfimos y diminutos átomos que conforman meses y años, y que encuentran personas y fabrican recuerdos. No cometas el error de desperdiciar un día, porque llegará el momento en que lo eches en falta. Puedes hacer lo que quieras ese día, pero al día siguiente tienes que aprovechar lo que hiciste. Experiencia, sabiduría, conocimiento. Amistad, amor o desengaño. Belleza, pasión, rencor. Puedes robarle a un día cualquiera de estas cosas, pero róbale algo a tus días, porque ellos ya han pasado y no lo van a necesitar. Saca algo de cada uno, no tengas miedo de hacerlo y sobre todo no tengas pereza de intentarlo. Vive cada segundo que te brinde Dios, o el destino, o quién sea. No te preguntes quién te lo ha dado y agárralo con fuerza antes de que te lo quite.
     He sido actor, he sido mago, he sido músico, he sido profesor y científico, inventor, matemático, escritor, filósofo y soldado. He sido lo que queráis porque he sido y soy todos vosotros en un futuro no muy lejano, he sido una persona y soy una persona en el final de sus días. Convencido de todos mis logros, vuelvo a mi pueblo de toda la vida, o a mi barrio o a mi ciudad natal. Y recuerdo mi casa y a mis padres. Y a mi primera novia, y a mis compañeros de colegio, y a mis profesores, y a los vecinos, y hasta a los edificios de mi alrededor. Recuerdo las primeras noches de juerga y las primeras personas que se hicieron llamar amigos, recuerdo los momentos más cómplices y más íntimos, los más cómicos y los más tristes, y recuerdo a quienes estuvieron de mi lado entonces. A la familia que me vino dada por sangre y a las familias que formé después, familias de parentesco colateral y descendiente, mujer e hijos, pero no sólo eso, familias de trabajo y de comunidad, y familias de amigos. Si podéis volver al lugar donde os criasteis y recordar todo esto, y sabéis que no habéis hecho auténtico daño a nadie y que habrá personas que sonrían al pensar en vosotros, si hacéis todo esto, digo, podéis morir tranquilos, muy tranquilos. Sin ninguna tensión ni ningún remordimiento. Así de simple.

http://www.facebook.com/marioherreroescritor

5 comentarios:

  1. Bellisimo texto, Mario, que suerte haber encontrado tus palabras, precisamente la vida suele ser injusta y al leer tus palabras mas bien entiendo que la vida es sumamente justa y maravillosa. Has llegado con tus palabras al eco de los angeles. Saludos y bien desde EEUU.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Noris, es justo lo que quería transmitir! Me alegra muchísimo que haya gente que aprecie tanto mis palabras! =)

    ResponderEliminar
  3. Al leerte me ha dado la impresión de que conocía el interior del/la protagonista. Me identifico plenamente.
    ¡Que bueno descubrir tu espacio!
    Apunto tu: "La vida de Steven Dwain"

    Abrazos
    mara

    ResponderEliminar
  4. Hola! Me gustaría mucho que le echases un vistazo a mi blog:
    wwww.lavidanosdira.blogspot.com

    Amaya :)

    ResponderEliminar
  5. Qué bien escribis!!te invito a pispear mi blog por si querés participar de él! Para mostrar una parte de vos y tu mundo. Es nuevo asique si pasas y difundis mejor! Avisame y te sigo besos!!

    ResponderEliminar