Venus

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jueves, 26 de abril de 2012

El hombre del traje de seda

"Nuestros deseos se ponen trabas mutuamente y en la confusión de la vida raras veces una dicha corresponde exactamente a aquel que la había reclamado".
Marcel Proust

     Camisa blanca, corbata negra, traje de seda. En la muñeca izquierda lleva un reloj, que siempre mira. Sale solo, le gustan el cielo gris y las calles vacías. La música baja y la comida fría. Es adicto al pensamiento y a la reflexión. Su mente es un cielo siempre en tormenta, un pantano gris. Escribe canciones y poemas de amor. Sonríe, pero su sonrisa es triste y enigmática. Observa, pero sus ojos son turbios y acuosos y no están aquí. El hombre del traje de seda llora por dentro, pues no conoce bien lo que hay dentro de su cabeza. Al hombre del traje de seda le asustan las personas de su alrededor, que gritan y hacen ruido y no le dejan pensar. No sabe por qué seguir viéndolos a todos, no sabe por qué seguir con todo esto. No encuentra un sitio en el que sentarse un rato para escucharse a sí mismo. El hombre del traje de seda es el fantasma de dentro de una mente insoportable.

martes, 24 de abril de 2012

Alétheia

“Para las personas creyentes, Dios está al principio; para los científicos, al final de todas las reflexiones.”
Max Planck, físico alemán y padre de la teoría cuántica.
           
            Hubo una vez en que un hombre sabio entre sabios tuvo una revelación; estudioso de la alquimia y de la física, y de cualquier ciencia que lo ayudase a comprender las más profundas verdades del universo, este hombre al fin alcanzó el conocimiento eterno. Enfrascado en sus pensamientos durante años, encerrado entre fórmulas y tubos de ensayo, el Sabio al fin encontró la Verdad del cosmos. Encontró el porqué de la vida humana, encontró la esencia del amor, desveló el secreto de la belleza, supo qué diferenciaba al bien del mal, todo eso y mucho más halló el Sabio aquel día. Fue nuestro Sabio el primer miembro de la raza humana que con la ciencia llegó a conocer a Dios y a mirarlo cara a cara, “he destapado todos tus misterios”, le dijo, y Dios le sonrió. “No podrás soportarlo”.
            Y no pudo. Cuenta la leyenda que el Sabio se suicidó cuatro horas después de comprender sus fórmulas, abrumado por la inmensidad del mundo y por su sencillez al mismo tiempo. Y otros muchos intentaron lo mismo que él aun sabiendo que si llegaban a lograrlo morirían de dolor y de miedo, y sin embargo lo intentaron sin pensárselo dos veces. Mas no lo lograron.    

jueves, 5 de abril de 2012

La esencia de la noche

“La noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón”.
Brassäi, fotógrafo y escritor húngaro ("el fotógrafo de la noche").

[…] y te pareces a la palabra melancolía”.
Pablo Neruda, poema XV.

          En los momentos más confusos y dispersos de la mente humana, la noche cobra sentido. Cuando la claridad del día es desapasionada y fría, y el alrededor se envuelve de extrañeza. Hablo de esas fases en la vida, y pueden ser fases muy largas, en las que uno se despierta tarde y legañoso y lleno de cansancio, sin desperezarse del todo durante el día, y apenas sabe qué hacer y todo le parece raro. No sé si alguien ha podido sentirlo como yo, o si lo estoy explicando como yo quisiera, es cierto que ocurre. Aunque el día sea soleado y claro se vuelve gris a tus ojos, y das vueltas por la cama sin querer hacer nada en concreto, y la mañana se pasa rápida pero muerta, intentando leer o estudiar algo, mirando las redes sociales, sabiendo que todo es tan normal y tan tranquilo que aburre al más sereno de los hombres. Miras las fotos de tus amigos y todas son iguales, todas son en los mismos sitios y con las mismas posturas, las mismas miradas a cámara, la misma gente. Hablas con los mismos y de lo mismo, todos tan parecidos que te empiezan a resultar extraños, como si fuera la primera vez que les ves, o como si ya no vieras lo mismo en ellos. En el justo momento en el que crees que empiezas a hacer algo divertido, te llaman por teléfono para hablar, o para salir a dar una vuelta. Agotado y sin siquiera ducharte, sales un rato para despejarte. En el día es todo tan claro y evidente que a veces los minutos pasan de forma penosa y lenta.
            Pero la noche es misteriosa y mágica, y en ella todo parece exótico y prohibido, en la noche todo es secreto. La verdadera esencia de la noche no está sólo en los parques y en las discotecas, está en el hechizo de lo oculto y lo íntimo. Los niños descubren la esencia de la noche cuando se va la luz en sus hogares, y tienen que vivir unos minutos entre pequeñas velas que apenas consiguen rasgar la oscuridad. Cuando la luz vuelve a la casa, no es infrecuente que el niño quiera apagarla y seguir con sus velas, porque ha descubierto la esencia de la noche. En la noche todos se adornan y se engalanan, y todo se reviste de un aroma especial, entre reluciente y tóxico, como las pieles de un hermoso y terrible depredador. Si sabes moverte en la noche, te rodearás sin duda de embrujo y elegancia, y beberás y bailaras gustosamente entre los juegos de luces y sombras. Hay cosas que pueden hacerse en la noche que son inconfesables en el día, al igual que hay cosas apasionantes en el día que en la noche nadie quiere siquiera escuchar. Pero no olvides ser inteligente en la noche, pues la belleza de la noche reside en su peligro atractivo y seductor. Hay mujeres que son como la noche, son magnéticas y son sensuales e hipnóticas, y pueden jugar con los hombres que son el día. Así como también hay hombres que son como la noche, y aunque éstos suelen ser más sigilosos y discretos, deben ser tenidos en cuenta también. Un hombre debe estar agradecido si conoce a una mujer que sea la noche, y una mujer debe estar agradecida si conoce a un hombre que sea la noche.
            La noche es juego y hechizo, es un suave y continuo coqueteo con las más bajas pasiones y a su vez con las formas más puras de libertad. Es dejar escapar a las fieras del día, es ser joven y niño y sabio a un mismo tiempo, es algo difícil de explicar. Pero la noche también se acaba, porque vivir en la noche puede llegar a ser algo excitante pero también perverso. A pesar de ello, el ser humano agradece la noche, debe estarle muy agradecido, pues le permite no perder el juicio durante el día.