"Toda la dignidad del hombre está en el pensamiento."
Blaise Pascal.
Tuvo el honor de nacer
en Francia, en una época en la que la ebanistería era fruto del trabajo más cuidadoso y del
mayor respeto por la profesión. En los
años posteriores a su nacimiento, no han sido pocas las veces en las que los
mejores artistas y artesanos han intentado unir sus fuerzas para elaborar un
mueble igual, o al menos parecido. Pero la silla sigue en el desván, sin
inmutarse, única, inimitable. La robusta madera, brillante, impoluta, se pliega
y se curva con la ligereza de un cisne, diseñada para permanecer en perfecto
equilibrio, manteniendo a la vez una sugerente y silenciosa elegancia.
El resto de los
muebles la miran, admirados, o envidiosos. Ni la novedad ni el colorido ni la
juventud han podido con su regio porte, ella sigue siendo la reina. Y les voy a
contar un secreto: todos estos muebles fueron antes personas. Todavía podemos
apreciarlo en sus formas, o en sus posturas, o en el inconfundible resplandor
de sus inexistentes miradas. Todos ellos vivieron a su manera, hasta que la
hechicería y la prosa los convirtieron en lo que son. Y ahora todos ellos yacen
inertes, excepto la silla, la hermosa reina, que sigue esperando porque todavía
cree en la magia.
https://www.facebook.com/marioherreroescritor?ref=hl
https://www.facebook.com/marioherreroescritor?ref=hl
No hay comentarios:
Publicar un comentario