Venus

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jueves, 6 de septiembre de 2012

¿Para qué sirve la ortografía?

 
 
     "La lengua no sirve solamente al hombre para expresar alguna cosa, sino también para expresarse a sí mismo".
              Hans Von de Gabelentz, lingüista alemán.
 
 
     "¿Para qué sirve la ortografía?", te preguntarán con voz ronca, mientras apartan el porro de su boca, poniéndose filósofos. "En otros países no la tienen", te dirán (te mentirán, porque lo que no tienen son las tildes, pero sí la ortografía). "Es que aunque yo escriba balón, o valón, tú me entenderías perfectamente". Bien. Este tema tiene dos puntos sobre los que discutir. Procedamos:
 
1. Valor informativo de la ortografía:
 
     Es cierto que en ocasiones (y no en muchas), no tiene demasiado valor informativo, no sirve para diferenciar un significado o una palabra de otra. Por ejemplo, el valor informativo de la "u" con la "q" es nulo, no pasaría nada si se eliminase. Pero hay otros casos, muchos otros casos, en los que la ortografía informa: las comas, los puntos bien formados. La "d" en el imperativo; "hablad conmigo" VS "hablar conmigo". La tilde del "qué" o el "cómo" al interrogar o exclamar, haciendo de pronombres exclamativos en lugar de relativos. El "lo", que hace de Complemento Directo, funcionando como sustituto del sujeto de las oraciones pasivas.
    Al margen de todo esto, ya que no quiero meterme en sintaxis ni morfología (ya que no manejo nada de ellas), diré que sí, que lleváis razón. Está claro que la ortografía no diferencia para nada una conversación de WhatsApp en la que relatas tu actividad sexual con la hija del vecino, o lo bueno que es Cristiano Ronaldo. Pero en la vida real, en los oficios, en los contratos, en los libros de texto, en los discursos, en la literatura, en la descripción, en la publicidad... No puedes apañártelas sin ella. Intenta explicar la dialéctica como materialismo histórico de Marx o el informe de cambios anuales del partido electoral para la alcaldía del pueblo o una serie de pruebas y cargos judiciales que deciden el ingreso a prisión de una persona. Intenta escribir algo de esto y cágala con un par de comas o exprésate de forma ambigua o incorrecta, a ver qué pasa. Te animo a hacerlo. Sólo te animo a hacerlo.
     Eso, en cuanto a la utilidad de la ortografía en la comunicación y el entendimiento.
 
2. Valor profesional, intelectual y moral de la redacción y la ortografía:
 
     Que es, para mí, aún más importante. A efectos prácticos; aunque la ortografía fuese completamente inútil. Yo soy el jefe de una gran empresa, y, aparte de eso, sé leer y escribir. Y me llegan dos currículos, o dos escritos de lo que sea: en uno me pone "A ver" y en otro me pone "Aber". Refiriéndose a lo mismo. La primera persona, durante sus seis años de primaria y sus cuatro años de la E.S.O (estudios mínimos), ha tenido la decencia de darse cuenta de que "a ver" es una expresión que ha oído durante años y que se forma con dos palabras, una preposición, "a", a la que se le suma "ver", del verbo "ver". Porque vamos "a ver" lo que pasa. De la segunda persona puedo pensar: a) Que tiene una tara mental tan sorprendentemente destructiva que le ha impedido retener en su memoria, durante diez años viéndola escrita, una expresión para nada ambigua y además del todo fácil de recordar. b) Más probable, espero. Que tiene plena consciencia de que "a ver" es una expresión y "haber" es un verbo, y "aber" no existe, pero SE LA SUDA. Se la suda porque le da igual la imagen que reciben los demás sobre su expresión y su inteligencia, porque a él no le sale de la punta de la polla separar la "a" del "ver" por no presionar la tecla del espacio, y no le sale de los cojones mover el dedito hasta la "v" que está justamente al lado de la "b". Y lleva tantos y tantos años comunicándose por Messenger, Tuenti y WhatsApp que, claro, no ha sabido diferenciar su comunicación con los colegas de su comunicación profesional. Y te escribe "aber" en un examen, tú eres su profesor, y en cuanto te has recuperado del desprendimiento de retina, tienes que hacer algo con ese alumno. Con ese alumno que pasa tanto de trabajar que ni siquiera se esfuerza en mover su dedo hasta la "v", ni siquiera se esfuerza en eso, imagínate en elaborar un programa de rehabilitación a un paciente o un informe educativo o lo que quieras que haga. ¿Cómo puedes quedar a las 10.00 en punto con un hombre que ni se molesta en darle a la tecla "mayús" cuando habla con sus superiores?
     Que sí, que aquí habléis como queráis. Pero no pretendáis ser un personaje público reconocido ni que vuestras ideas sean tenidas en cuenta por alguien si las escribís como puñeteros simios, no, no lo defendáis, no intentéis defenderlo, es imposible. No vayáis de que sois unos heraldos de la libertad por escribir "aber", no vayáis de que eso es una revolución contra el sistema que intenta imponeros sus normas. Se escribe así, a vosotros os cuesta lo mismo, y no lo hacéis; estupidez, o vagancia. Punto. No hay más. No sois el Che Guevara ni sois el Zorro ni ningún otro justiciero; solamente no os da la puta gana de escribir bien. Y, ojo, podéis hacer lo que queráis. Sólo pido que lo recordéis; no estáis haciendo justicia, solamente estáis escribiendo con el puñetero ojete porque os sale precisamente del mismo. Saludos.

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