Venus

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jueves, 20 de septiembre de 2012

El gato


" [...]el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato."
Oda al gato (Pablo Neruda).

" Tigres, leones, panteras, elefantes, osos, perros, focas, delfines, caballos, camellos, chimpancés, gorilas, conejos, pulgas... ¡Todos han pasado por ello! Los único que nuna hemos hecho el imbécil en el circo somos los gatos."
Garfield (Jim Davis).

     El gato es un animal digno, ante todo. El gato es un animal limpio y ordenado, inteligente, reflexivo, sereno. Sus pasos son sigilosos, sus saltos y carreras son discretos y armoniosos, siempre prudente, nunca molesta a nadie. Hasta su respiración es rítmica y acompasada, y su mirada es impenetrable. Uno nunca puede saber en qué está pensando un gato. Mientras que los otros animales son torpes y ruidosos y se le acercan a uno sin remedio, y gritan, cada uno a su manera, todo aquello que sienten en el momento, el gato no. Uno puede entrar a la casa de un desconocido y estar totalmente tranquilo con respecto al gato. El gato no le molestará. Clavará la mirada en su nunca desde la lejanía, le observará. Pero nunca verás que el gato se le acerque a mendigarle comida o caricas o abrazos, nunca verás que se vuelva loco ante un extraño tal y como haría un perro. Se limitará a sonreír y mirarte fijamente, cada uno en su espacio. Ronroneará de placer al ver que no le molestas.
     Hay personas que son como los gatos. Que están siempre presentes, tranquilos en su sitio, aparentemente relajados. Que no entrarán a tu vida por la puerta grande ni pretenderán saberlo todo sobre ti, ni te abrazarán ni se irán contigo a las primeras de cambio. Que tampoco se dejarán agobiar por ti y que se alejarán en cuanto te acerques. Hay gente a la que le asquean los gatos; son demasiado sigilosos, demasiado fríos. No te compres un gato si quieres una mascota con la que jugar. Son indiferentes, son como si no fueran. Pero cuando todos se han ido y te has quedado a solas con el gato, el gato se acerca a ti, arrullador, enternecido, y se te pasea por las piernas, con ojos de miel y de dulce, derretido ya el acero de su mirada. Sólo utiliza tu cuerpo para rascarse, dirán algunos. El gato es un animal distante, glacial, insensible. Pero no. El gato te da todo su cariño. Sólo que no puede dejar de ser un gato, aunque ponga todo su empeño en ello.

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