Venus

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miércoles, 15 de mayo de 2013

Jugar con la ilusión de un escritor

Últimamente se están poniendo muy de moda las editoriales de co-edición. Son editoriales que, básicamente, se dedican a sacar la inversión de la publicidad y promoción de sus libros, del dinero del propio bolsillo del autor.
Les dejo un artículo interesante al respecto, escrito por un servidor hace escasos segundos...
Espero que les guste:

"Yo quería mi propio proyecto de negocio y quería dedicarme exclusivamente a demostrar una vez más al mundo que el único valor actual es la mentira.
Y qué mejor manera de mentir qué una editorial en la que uno se dedicara a exprimir a los autores… He de confesarles que estuve pensando durante mucho tiempo en todo tipo de timos y artimañas, y no se me ocurrió ninguna más despreciable. Utilizar una editorial, que debería ser el súmmum de la buena intención, el colmo del amor al arte… El editor habría de ser el jodido tío más altruista del planeta, alguien que invierte su dinero por simple y pura pasión por la literatura… El editor antes era una figura entrañable, una especie de viejo excéntrico amante de la palabra escrita que se paseaba entre los mercadillos de los pueblos buscando ejemplares raros para publicar. Arriesgando su propio dinero, porque leía una obra tan buena que sentía necesario que los demás pudieran tenerla ¡Sentía que era NECESARIO! Pero eso era antes...
Inventarse una editorial y fundarla para sacar dinero, es fantástico. Es como el colmo de las ironías. Equiparable sólo a las falsas ONG, a los concursos sin premio, o incluso a prácticas deleznables del siglo XV como comprar el perdón en la Iglesia por unas cuantas pelas.

Mis socios creían que estábamos metidos de lleno en una editorial de co-edición honesta (existen algunas, que de verdad patrocinan al autor, una vez que obtienen de él un pequeño impulso económico del que carecen si no). Pero no. Yo no quería una editorial honesta. Yo quería una co-edición de las malas. De las cutres. Quería tener a un chavalín (a ser posible un becario) leyendo los correos de cada autor que nos enviase un correo durante ocho horas al día, leyendo todos sus libros y resumiéndolos… Para que pudiéramos darle respuesta, y acto seguido publicarlo. Publicaríamos TODOS. Los buenos, los malos, los terriblemente deficientes, los absurdos, los políticamente incorrectos, los radicales, los religiosos, los machistas, los sencillamente estúpidos y mal escritos… Publicaríamos una novela escrita por una cabra, si esta nos la financiara. Lo único que quería yo de los escritores era su dinero.

Jugar con la ilusión de un escritor, ¿No es estupendo? Porque un escritor es la mayor máquina de generar ilusión que haya sido creada por la raza humana. Pueden recibir todo tipo de fracasos, pasarse años escribiendo una novela y que les sea rechazada por cientos de editoriales, pero con que haya un amigo o simplemente un conocido que les diga, “eh, tío, a mí me parece buena”… Ellos vuelven a levantarse y a creer en sí mismos, y se pasan otros dos años escribiendo una novela, y se la editan ellos mismos, imprimen mil ejemplares, venden dieciséis… Se pasan horas y horas encerrados en el ordenador para que luego su libro no se lo lean más que sus padres y sus amistades más cercanas… Pero no se rinden. El mercado editorial se estancan y ya sólo se publican obras de famosetes de tres al cuarto que ni si quiera escriben ellos mismos, y tú entras a la librería y no haces más que ver a tertulianos del corazón con sus nuevas novelas mierderas, pero te dices, “eh, yo soy un buen escritor, voy a revolucionar el mercado, voy a pegar el pelotazo aunque todavía nadie me conozca”… No se les acaba nunca la ilusión. Puede agotarse el dinero para la cultura, puede agotarse el dinero en general, que el país entre en quiebra y que estalle la Tercera Guerra Mundial… Pero a los malditos escritores no se les acaba la ilusión, aunque malvivan veinte o treinta años apilando cajas en un supermercado o limpiándole las botas a los transeúntes, ellos siguen creyendo que en cualquier momento sus novelas van a conquistar el universo entero.
Jugar con la ilusión de un escritor es un negocio seguro. Porque dispones de ella siempre.
¿No es lo más vil y despreciable que hayan oído nunca?
Eh, ya les he dicho que hay editoriales que no lo hacen.
Pero yo quería estar en el bando de las que sí. Pedir a cada artista dos o tres mil euros por cabeza, tengan las páginas que tengan sus obras, sea verso o prosa, teatro o ensayo. Y luego ni siquiera difundirlos por más librerías que la de al lado de mi barrio, la de la vecina que me conoce, y si acaso tres o cuatro más. Y por supuesto, en formato electrónico. Pero sin dedicarle una pizca de tiempo a la promoción. Ganar dinero, nada más. Cling, cling. Es el ruido que hacen las monedas en la máquina tragaperras.

Íbamos a hacernos de oro con esos infelices".

Y este es el artículo... Por cierto, he tenido que subir mi nueva novela en formato electrónico y en PDF, ya que nadie me la edita si no les pago. Pueden descargarla completamente GRATIS en: http://marioelegancia.blogspot.com.es/2014/05/venus-descarga-mi-nuevo-libro-de.html

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